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SANANDO NUESTRO NIÑO INTERIOR MEJORAMOS NUESTRAS RELACIONES

 En nuestra infancia está la clave para entender por qué somos como somos, qué nos hace pensar, sentir y actuar de determinada manera y no de otra; descubrir esa parte nos atrae, pero también nos asusta.
El "niño interior" representa a nuestro auténtico ser.  El que se ha quedado tras la máscara que todos nos ponemos para salir a la calle y que es nuestra personalidad.  Ese niño o niña herida es la parte que se ha quedado sin recibir lo necesario para crecer adecuadamente y es a su vez,  el potencial que todos tenemos dentro.  

Realmente llevamos la información de siete generaciones hacia atrás y nosotros influimos unas siete generaciones hacia adelante,  como bien lo expresa la autora del libro "Destapa tu olla estrés" Victoria Cadarso.  "Si liberamos el dolor que se ha quedado bloqueado en el niño interior herido conectaremos con el niño interior auténtico y podremos desarrollar todo el potencial que llevamos dentro y no llevaremos las circunstancias del pasado como un lastre al presente”.

En donde “se manifiesta” más nuestro “niño interior”, es en la convivencia y sobre todo, con nuestra pareja. Cuando hay una ruptura toca todos los aspectos de uno mismo. Se cuestiona la confianza en las propias posibilidades, en la relación con los demás…  Se cuestiona la vida en su conjunto. Cuando esto ocurre, estamos sumidos en el dolor y llenos de confusión. Hay un sentimiento de desorientación que nos hace sentir vulnerables, confusos y no sabemos cómo retomar nuestra vida.

En toda crisis hay una oportunidad de cambio para crecer emocionalmente y aprender nuevas formas de relacionarnos. La buena noticia es que con técnicas diversas se puede sanar. Existe la hipnosis reparadora, ejercicios de meditación, terapias de P.N.L., entre otros. Lo más importante es reconocer que adentro de todo adulto existe la historia del niño o niña que fue herido en el pasado y está afectando la vida de ese hombre o mujer en el presente.

Algunas veces cuando ese pequeño sufrió las heridas, tomó decisiones que lo han marcado o definido a través de los años. En buena parte, esa actitud es responsable de sus condiciones de vida actuales. Muchas veces seguimos respondiendo ante los desafíos de la vida de la misma forma en que lo hacíamos cuando éramos niños y nos preguntamos, por qué en el mundo de los adultos no encajamos o nos va mal. 


El que nos quedemos en el dolor o busquemos ayuda para sanar la herida, depende de nosotros. Podemos quedarnos lamentándonos de nuestra suerte, o podemos ponernos en marcha para superar las heridas, las confusiones  y salir más fortalecidos.
Parto de la base de que si lo supiéramos hacer mejor, ya lo haríamos. Si no lo has hecho hasta ahora es porque no sabías ni tenías ninguna orientación.

Por ello me ofrezco a hacerte de guía, de acompañante, si quieres, pues “aunque cada persona tiene sus propias experiencias, existen problemas universales. Los seres humanos tenemos comportamientos parecidos, emociones y sentimientos iguales y creencias comunes respecto a qué hacer cuando tenemos el corazón roto. Por ello podemos compartir experiencias y aprender de ellas”.

       Sanar tu niño interior, es el mejor regalo que te puedes hacer!.

NOTA: Cuando se tiene un dolor crónico sin ninguna razón aparente, ni con "remedio" alguno según los profesionales. Existe una técnica excepcional que se llama DMC (desactivación memoria celulares). 

Todo trauma, operación, dolor... queda en la memoria celular; borrar esas memorias es extraordinariamente  liberador.


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