Muchas veces nos encontramos recriminándonos por un comportamiento que tuvimos, incluso nos insultamos. Y muchas de las veces, esa misma recriminación la repetimos a lo largo de nuestra vida, “tropezar en lo mismo” una y otra vez. Si fuésemos capaz de echar la vista atrás en el tiempo, hasta llegar a nuestra adolescencia o a nuestra niñez, y nos recriminamos por ese comportamiento que tuvimos en aquel entonces pero que todavía seguimos repitiendo. Nos daríamos cuenta, que son muchas las veces que lo hacemos y lo peor de todo es, que no nos damos cuenta y que no solucionamos nada, más bien todo lo contrario, ya que el pensamiento es dónde ponemos nuestra atención y nuestra energía cobra fuerza en nuestra vida (ya sea positivo como no positivo).
No somos conscientes del daño que hacemos a nuestra vida presente y futura, cuando nos recriminamos, nos regañamos o nos insultamos. Si lo supiésemos estoy segura que nos lo pensaríamos dos veces y pondríamos freno sobre la marcha. Ser conscientes del poder que tenemos con nuestros pensamientos, es conseguir tener la vida que queramos tener. Ellos son los responsables de nuestros comportamientos y de nuestra vida.
No somos conscientes del daño que hacemos a nuestra vida presente y futura, cuando nos recriminamos, nos regañamos o nos insultamos. Si lo supiésemos estoy segura que nos lo pensaríamos dos veces y pondríamos freno sobre la marcha. Ser conscientes del poder que tenemos con nuestros pensamientos, es conseguir tener la vida que queramos tener. Ellos son los responsables de nuestros comportamientos y de nuestra vida.
Ya sé que parece difícil, casi imposible, no recriminarse ya que este tipo de comportamientos suelen venir de la infancia o de nuestra adolescencia y están como anclados en nuestro subconsciente a base de repeticiones a lo largo de nuestra vida. Ahora ya somos adultos y no nos podemos permitir tener este tipo de comportamientos.
Una de las formas más efectivas de trabajar estos comportamientos y que se utiliza en Coaching; es ir a la etapa infantil o de adolescencia dónde se inició el pensamiento original que trajo ese comportamiento, y con mucho amor hacia uno mismo, hablar con ese niño o esa jovencita para darles la confianza que necesitan, para mostrarse como les hubiera gustado comportarse de verdad, y no como fue en realidad. Es una manera de integrar y acoger con amor, a esas personitas que están dentro de ti y que necesitan tu ayuda, tu apoyo y todo tu cariño. Cuando hacemos esto, los pensamientos limitantes y sus comportamientos parejos, comienzan a desaparecer poco a poco de forma natural, y las etapas se van cerrando. Quedamos libres de emociones y comportamientos limitantes, para ser nosotros mismos en nuestra esencia.