¿Te has olvidado de vivir?
Muchas veces he jugado al escondite con la muerte. Pero cuando le vi la cara enfrentándome a ella por segunda vez, ya tenía cierta edad. Me di cuenta que no había aprendido nada la vez anterior. Claro que era una niña y había aprendido
la lección al revés.
Creí que había que vivir a prisa, hacer todo lo que se pueda
hoy, porque mañana era incierto. Que había que dar más, que recibir. Que había
que ser buena todo el rato para que te quisieran. Que trabajar duro era
necesario para ganar dinero. Que el premio al esfuerzo continuo era ser
valorada. Que algunas amistades resultaban escabrosas si quería
gozar de su cariño...
Vivir es una aventura, que a veces se puede convertir en una tarea
ardua, otra traicionera y muchas en apasionantes. Algunas son como un maravilloso paseo que acaba pronto.
Puede que alguna vez nos sintamos solos, desamparados ante la vorágine
cotidiana que nos empuja hacia donde no queremos ir. Puede que poco a poco
vivir se ha convertido en una costumbre porque se hace automáticamente, como
respirar.
Parece que vivir fuese sinónimo de olvidar, de mirar hacia
otro lado, de vivir siempre fuera de uno mismo. Como si dejar todo atrás nos
liberase del dolor que produce la realidad, el sin sentido, la falta de metas...
Vivir es un camino incierto, pero sabiendo a donde se quiere
llegar, no lo hace más fácil pero, si más llevadero y hermoso. Algunos caminantes no
saben hacia donde caminan, ni siquiera el por qué lo hacen, y eso resulta
preocupante.
Vivir es recordar, es guardar en la memoria con cariño momentos
pasados en compañía. Es mirar hacia adelante con ánimo reparador y es sobre
todo, disfrutar del presente y sus regalos.
Vivir es mirar cara a cara el día y descubrir que los instantes se nos pueden escapar de entre los dedos como el agua. Agua que corre sin parar inexorablemente, que nos lleva hacia la nada, al olvido.
Vivir es mirar cara a cara el día y descubrir que los instantes se nos pueden escapar de entre los dedos como el agua. Agua que corre sin parar inexorablemente, que nos lleva hacia la nada, al olvido.
Vivir es hoy, es ahora, ¡es ya!. Quizá porque es tan
inmediato; se nos va tan rápidamente, que se nos olvida. Nos olvidamos de vivir, de
su sentido que es el gozar que estamos vivos
aquí y ahora.
Quiero contar mi vida por sonrisas no por lágrimas. Por logros, no por fracasos.
Contar
mis noches por estrellas no por su oscuridad.
Contar mi edad por los amigos que
tengo no por los años.
La vida no se mide por cómo me aceptan los demás sino, quien soy cuando estoy con ellos.
La vida no se mide por cómo me aceptan los demás sino, quien soy cuando estoy con ellos.