La ansiedad es uno de los trastornos psico-somáticos
más frecuentes en la actualidad. Hay datos estadísticos que demuestran que
afecta a más de un 25% de la población occidental. La ansiedad es producida por
una inadecuada gestión emocional del miedo. Existen diversos factores que han
propiciado que esto ocurra:
.-Por un lado,
el bombardeo constante de información negativa que recibimos a través de los
medios es muy superior de la que podemos asimilar
.-De otro lado,
la inexistencia de una educación emocional en la infancia de los últimos
tiempos, que ha derivado en problemas de auto-exigencias, baja autoestima,
autoritarismo o sobre-protección…
.-Y también la
falta de seguridad y confianza en el proceso de la vida en una sociedad donde
ha perdido importancia la fe y los valores humanos.
La ansiedad no reviste gravedad a nivel físico, sin embargo es dolorosa y
angustiante para las personas que la padecen pudiendo llegar a limitar sus
vidas así como a la de sus familiares. Esto ha producido que el consumo de
psico-fármacos esté a la cabeza de los medicamentos más consumidos y que la
industria farmacéutica sea la primera beneficiada de esta situación.
Definimos a la ansiedad entonces como la «somatización
de una inadecuada gestión emocional del miedo». La ansiedad se produce porque se siente más
miedo del que somos capaces de gestionar, y esto se produce porque la mayoría
de estos miedos no son reales, si no que son producto de nuestros pensamientos.
Nuestro cerebro funciona como un ordenador que reparte información, recibe un
estímulo y ordena al cuerpo a que responda ante él; no tiene la capacidad de
distinguir si el estímulo proviene de alguno de los sentidos o de los propios
pensamientos.
Si a través de éstos, estamos constantemente enviando alerta de peligro a
nuestro cerebro, éste llega un momento que no es capaz de gestionarlo, y los
niveles de serotonina se colapsan, produciéndose así los desagradables síntomas de
ansiedad: taquicardias, tensiones, temblores, mareos, sensación de ahogo, de
pérdida de control e incluso de muerte inminente.
Nuestro organismo está predestinado a sufrir un 2% de dolor, sin embargo, hay
datos estadísticos que revelan que finalmente sufrimos un 98% más, a
consecuencia de nuestros pensamientos.
De aquí la importancia del pensamiento positivo y de la educación emocional,
ayudando a las personas a pensar en términos de seguridad y confianza, y
favorecer así, la relación con nosotros mismos a través del dialogo interno
positivo.
Y tú… ¿Eres consciente de tus miedos?. ¿Cómo alimentas
tus pensamientos?
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