jueves

¿SABES LO QUE TE APORTA EL ADELGAZAR A TODA COSTA?

Cuando llega el verano, nos entra el agobio de adelgazar a toda prisa para poder ir a la playa sin complejos. Para poder ponernos esa ropa con la que nos sentimos más atractivos… Nos centramos en quitarse esos kilitos  que tanto afean estando en bañador y con ropa veraniega.
Apresurados nos aferramos a esas “dietas milagro” que tanto se anuncian por Internet, las revistas… En las que nos dicen que comiendo más menos lo mismo y  tomando determinado producto o productos lo conseguiremos; o que  atiborrándonos de proteínas  adelgazamos sin esfuerzo e incluso mientras dormimos.  

  
A estas alturas de siglo en la que nos encontramos, aun caemos en esas falsas falacias. El Ministerio de Sanidad hace campañas a través de los medios de comunicación, avisándonos de los riesgos para nuestra salud y que lo hagamos con un profesional titulado. Y personalmente añado, que no tenga productos para vender, ¡porque será lo que nos recete!

No somos conscientes todavía, de la fragilidad de nuestra salud. Mientras somos jóvenes nuestro organismo va adquiriendo de donde puede, los nutrientes principales que no le hemos aportamos a lo largo del día. Creemos que si no desayunamos, si nos privamos de la cena, o de ambas a la vez, vamos a perder peso y a no engordar.
 El peso que podamos perder de ésta manera, será en forma de líquidos, de masa muscular y masa ósea. La masa ósea gastada, no se repondrá por mucha leche, yogures o la fábrica entera de lácteos que nos tomemos. Porque los huesos se forman hasta la edad de 24 años más o menos. A partir de ahí, vivimos de ese “banco óseo acumulado”, y lo que gastemos, no se vuelve a reponer. Sólo se puede mejorar.
 Cuando tomamos un aporte excesivo de calcio, por ejemplo, el organismo sólo asimila la cantidad que necesita y el resto lo desecha que será filtrado por nuestros riñones produciéndonos oxalatos de calcio si abusamos…   

Cuando nos privamos de un desayuno equilibrado por poner el ejemplo más común, (agua, vitaminas, minerales, hidratos de carbono, proteínas, lípidos y fibra). Estamos obligando a nuestro organismo que todos los nutrientes esenciales, los obtenga de otras partes para que, nuestro organismo siga vivo y con su actividad diaria. Si éste comportamiento de no aportar los nutrientes necesarios  a lo largo del día, se prolonga en el tiempo… ¿Qué ocurre? Ocurre que nuestro organismos al ver que le falta el combustible necesario; retiene y administra las reservas que hay acumuladas en los huesos, en el hígado…
 O sea, que retiene las reservas que teníamos y las va administrando a cuenta gotas, porque no sabe en qué momento, va obtener los nutrientes vitales que necesita para que sigamos con nuestras actividades.
Lo primero que perdemos  será  agua y minerales… Porque la grasa es el último recurso de nuestro organismo, además, descomponer la grasa en nutrientes es un gasto energético elevado.

Cuando tenemos alguna molestia o enfermedad, nuestro organismo nos está diciendo que algo no está bien. Que algo falla y que necesita de nuestra ayuda y atención. La ayuda más inmediata que le  solemos ofrecer es una pastilla que tenemos en casa. También podemos ir al médico que nos recetará cualquier otra pastilla con sus efectos secundarios. Pero en ningún momento, vamos al fondo del problema que ha creado ese dolor o esa enfermedad. Y es más que probable, que la raíz venga de una mala alimentación. Si le sumamos  alguna emoción enconada en nuestro cuerpo, un estrés prolongado y un no vivir nuestra parte espiritual, tenemos un caldo de cultivo fabuloso para crearnos un cáncer o cualquier otra enfermedad grave.   


No nos sorprendamos que cuando lleguemos a la cuarentena y siendo optimistas,  nos encontremos con enfermedades que no nos explicamos cómo es que están ahí . Posiblemente, cuando fuimos jóvenes y no tan jóvenes, hemos hecho muchas tonterías en aras de sentirnos más guapos,  de vivir para trabajar, del  servicio a los demás o por ahorrarnos unos euros en alimentación de calidad.

Es hora de hacer un examen de conciencia, de mirar hacia dentro de nosotros  y saber qué no nos hemos dado, para que en adelante, nos tengamos en cuenta y avanzar por el camino de la salud y el amor a nosotros mismos.





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